Desde 1992, se celebra en todo el mundo,
la Jornada de Oración por los enfermos, un momento de intensa oración y
meditación por quienes sufren y padecen el dolor que inevitablemente causa la
enfermedad.
La fecha, promovida en el mundo por
el Vaticano y en nuestro país por la Conferencia Episcopal, es una oportunidad
para expresar además, gratitud y aprecio al personal de salud comprometido con
la atención de quienes por diferentes circunstancias, sufren de alguna dolencia,
dedicando sus mejores esfuerzos a restablecer la salud en estas personas.
"Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los
enfermos y endemoniados. La ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús
curó a muchos que se ecotraba mal de diversas enfermedades y expulsó a muchos
demonios" (Mc 1,32-34)
La celebración anual de la Jornada mundial del
enfermo tiene como objetivo manifiesto, sensibilizar al Pueblo de Dios y, por
consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma
sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los
enfermos: ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el
sobrenatural, el sufrimiento.
Una frase para recordar: «Sonríe si el médico no le ha dado la noticia que él esperaba o bien lo veas
triste, desesperanzado y con ganas de llorar...».
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