En virtud de su profesión, el Consultor ocupa una
posición que le confiere deberes y derechos especiales que se detallan a
continuación:
- La Vocación. Es la disposición que hace al
Consultor especialmente apto para su actividad profesional. Quien elige de
acuerdo a su propia vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su
trabajo.
- La finalidad de la Profesión. La profesión de
Consultor no debe convertirse en un medio de lucro, El Consultor debe
capacitarse constantemente en función de un mejor rendimiento dentro de las
actividades especializadas para el beneficio de la sociedad.
- La utilidad de la profesión: y no su beneficio
personal. La mayoría de las profesiones entrañan determinados sacrificios que al
final producen una satisfacción en el profesional.
- La capacidad profesional. Un profesional debe
ofrecer una preparación especial dirigida a fortalecer su capacidad intelectual
y su capacidad moral.
- La capacidad intelectual es en el conjunto de
conocimientos que dentro de su profesión, hacen al Consultor apto para
desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se adquieren
básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar
mediante la superación sistemática del profesional.
- La capacidad moral es el valor del consultor como
persona, lo cual proporciona integridad, seriedad y nobleza a su trabajo.
Comprende no sólo la honestidad en el trato y en los negocios en el sentido de
responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para
abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más
amplio.
- El secreto profesional que le impide divulgar
información que le fue confiada para poder llevar a cabo su labor. Revelar
confidencias ajenas es una obvia violación ética. Si alguien le pide al
consultor que guarde información privada y él acepta, pero no lo hace, su
comportamiento no es ético.
- La solidaridad como uno de
los medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y
moral de los especialistas.
Un Consultor integral dentro de nuestro entorno debe
trabajar sobre la base de un conjunto de principios éticos esenciales:
- La credibilidad: El Consultor debe garantizar que
su información sea creíble, a partir de la convicción y seguridad con la que
realice sus funciones. Un Consultor que muestre incertidumbre o duda en lo que
hace nunca podrá ganarse el crédito de su Cliente y perderá credibilidad,
prestigio y mercado.
- La profesionalidad: El Consultor debe ser un
profesional de su actividad y este requerimiento se adquiere a partir de la
formación, experiencia y conocimientos técnicos adquiridos a lo largo de su
trayectoria laboral; sus habilidades y destrezas para dar solución a los
problemas del Cliente.
- La calidad en su trabajo: El trabajo del Consultor
debe ejecutarse al más alto nivel en todos los órdenes, tanto en la técnica,
como en los recursos utilizados, la tecnología y métodos aplicados, la
creatividad y la adecuación del mismo a las particularidades e intereses del
Cliente.
El Consultor debe ser capaz de distinguir las necesidades
y peculiaridades de cada Cliente aunque todos le soliciten el mismo tipo de
servicio. Este aspecto también incide de manera determinante en la calidad de su
trabajo.
- La confianza. La calidad del trabajo del Consultor,
su credibilidad, su profesionalidad, su comunicación, la veracidad de sus
análisis y su sistema de atención al Cliente son factores determinantes para
ganarse la confianza de la organización donde presta el servicio. Su actitud
ante el trabajo, los resultados alcanzados, la fidelización de sus Clientes a
partir de su eficacia en los negocios, y su prestigio como Consultor, le
permiten ganarse la confianza de su institución y comprometerla para una mejor
gestión en su desarrollo profesional.
- La confidencialidad. Ante todo, un Consultor debe
ser discreto, capaz de respetar la confidencialidad de los documentos,
informaciones, datos o hechos a los que acceda como parte del trabajo que
realiza en una organización así como también debe mantener discreción respecto a
la información confidencial, proyectos en desarrollo, secretos industriales o
comerciales, Know-how no autorizado a divulgarse o cualquier otra información
relativa a la propiedad intelectual de su entidad.
- La integridad: La honradez, lealtad y honestidad
son cualidades morales de un Consultor que conforman su ética como profesional
de la información que tiene la responsabilidad de orientar al Cliente de manera
objetiva.
- La objetividad: El Consultor debe ser imparcial en
sus análisis, debe actuar con desinterés y ser justo en sus apreciaciones sin
dejarse llevar por apreciaciones o influencias subjetivas. Debe fundar sus
opiniones y decisiones en evidencias y hechos objetivos.
- La competitividad: La inteligencia, el talento, los
conocimientos, capacidad de trabajo, creatividad en las soluciones, habilidades
para negociar y la experiencia de que disponga determinan la idoneidad del
Consultor y su competencia como profesional.
- La legalidad: El Consultor debe observar
estrictamente las disposiciones normativas y actuar en consecuencia. Prestar sus
servicios en correspondencia con las normas técnicas promulgadas por los
diferentes organismos.
- La formación profesional: Mientras el Consultor se
mantenga en activo, debe actualizar permanentemente sus conocimientos
profesionales. Debe contribuir a su superación y desarrollo así como también a
la formación de las nuevas generaciones de técnicos y empresarios.
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