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El Día Mundial del Agua se origina en la Conferencia de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro,
Brasil del 3-14 Junio de 1992, después de la cual, La Asamblea General de las
Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1992 la resolución por la que el
22 de marzo de cada año, fue declarado Día Mundial del Agua.
Se invitó a las naciones a realizar actividades relacionadas
con la conservación y el desarrollo de los recursos hídricos, apelando a la
puesta en práctica de las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo contenidas en el Capítulo 18 (Recursos
de Agua Dulce) de la Agenda 21.
Cada año una Agencia diferente de la ONU produce una serie
de comunicados de prensa alrededor del Día Mundial del Agua, que han sido
distribuidos a través de la red de contactos de cada agencia. La comunicación e
identidad visual de la campaña es gestionada por ONU-AGUA. Coordinado por la
ONU-HABITAT.
Además de los países miembros de la ONU, varias ONG que
promueven el agua limpia y hábitats acuáticos sustentables han utilizado el Día
Mundial del Agua para llamar la atención del público hacia el crítico tema del
agua en nuestra era. Por ejemplo, desde 1997 el Consejo Mundial del Agua
convoca cada tres años al Foro Mundial del Agua durante la semana del Día
Mundial del Agua. Las agencias participantes y las ONGs resaltan temas como los
100 millones de personas sin acceso a agua potable y el papel del hombre y de
la mujer en el acceso familiar al agua.
El 12 de marzo 2012 empieza en Marsella el 6º Foro Mundial
del Agua 2012. Se reunirán gobiernos, agencias humanitarias y expertos de todo
el mundo entorno a este grande problema global, del acceso al agua y
saneamiento. El enfoque será sobre el Agua y la seguridad alimentaria: 7 000
millones es el número de personas que hay que alimentar en el planeta y las
previsiones dicen que habrá otros 2 000 millones para el año 2050. La mayor
parte del agua que 'bebemos' está incorporada en los alimentos que consumimos:
producir 1 kilo de carne de vacuno, por ejemplo, consume 15 000 litros de agua,
y 1 kilo de trigo se 'bebe' 1 500 litros.
El problema no está lejos de
nosotros, sino que hay medidas a las que todos podemos contribuir en nuestra
vida diaria:
-
consumir productos que hagan un uso menos
intensivo de agua;
-
reducir el escandaloso desperdicio de alimentos;
-
nunca se consume el 30% de los alimentos
producidos en todo el mundo y el agua utilizada para producirlos se pierde
definitivamente;
-
producir más alimentos, de mejor calidad, con
menos agua;
-
llevar una alimentación saludable
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