El 17 de abril se celebra el Día Mundial de la Hemofilia,
una patología hereditaria que produce anomalías en la coagulación de la sangre.
La falta de un factor de coagulación ocasiona que las personas con hemofilia
padezcan hemorragias más prolongadas que las personas cuyos factores de
coagulación tienen niveles normales.
Las características de la patología provocan que el paciente
hemofílico esté pendiente de transfusiones de sangre, con el riesgo que ello
conlleva. Gracias al perfeccionamiento de las técnicas de detección, las
transfusiones hoy en día son más seguras que nunca, aunque pueden ocasionar
riesgos para el receptor como reacciones alérgicas e infecciones. Aunque la
posibilidad de contraer SIDA o hepatitis por las transfusiones es remota, los
médicos son muy conscientes de estos riesgos e indican transfusiones cuando no
existe otra alternativa.
Al tratarse de una enfermedad hereditaria aún no existe un
tratamiento que cure la enfermedad pero las investigaciones respecto a la
terapia genética constituyen una posibilidad muy interesante para la solución
de la hemofilia, ya sea de manera total o parcial.
El Día Mundial de la Hemofilia fue establecido por la FMH en
1989 en honor de Frank Schnabel, fundador de la Federación Mundial de la
Hemofilia, que nació este día.
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