La navegación fluvial, lacustre y
marítima fue un medio de comunicación y de expansión para los distintos pueblos
mesoamericanos. Con la llegada de los españoles a este continente, y en su
intento por conquistar la ciudad de Tenochtitlán, se suscitó la primera batalla
naval de América el 10 de mayo de 1521. A partir de entonces, los
conquistadores desarrollaron una industria naval en las costas de la Nueva
España con el objetivo de realizar exploraciones y entradas en tierras
distantes más tarde fue necesaria la expansión de la industria naviera para
enfrentar los embates de los piratas en las costas del Pacífico y el Golfo de
México.
La Marina Nacional cumple un
papel relevante en el desarrollo de México sus actividades portuarias de
seguridad y de comercio exterior fortalecen la vida política, económica y
social del país en beneficio de la población y el resguardo de la soberanía
nacional.
Durante la Guerra de
Independencia, en septiembre de 1816, ocurrió el primer combate naval en que se
izó la bandera insurgente, cuando la goleta mexicana La Patriota logró capturar
la embarcación española La Numantina frente a Coatzacoalcos, Veracruz.
Durante el siglo XIX se fortaleció la
Marina Nacional como elemento central de defensa nacional y promotor del
comercio exterior.
Durante el porfiriato se abrieron nuevos
caminos y vías férreas que comunicaban al centro del país con los renovados
puertos de Veracruz y Acapulco; consiguientemente, se fomentaron las
exportaciones por vía marítima. Los puertos eran centros estratégicos para el
desarrollo del país, pero se requería de personal calificado para realizar
dicha tarea, por lo que en 1897 se creó la Escuela Naval Militar. Sin embargo,
la situación prevaleciente, que ofrecía mayores garantías al capital
extranjero, provocó cierto descontento, producto de las concesiones que el
general Porfirio Díaz brindaba a la inversión extranjera, así como la presencia
de oficiales extranjeros en casi todos los barcos mexicanos.
De ahí que el primer día de junio de
1917, los constituyentes nacionalizaron la Marina, estipulando en el artículo
32 de la Constitución Política que, para pertenecer a la Marina Nacional o la
Fuerza Aérea y desempeñar cualquier cargo o comisión en ellas, se requería ser
mexicano de origen.
Más tarde, en 1939, el presidente Lázaro
Cárdenas creó el Departamento Autónomo de Marina, y como una respuesta a los
requerimientos en la materia, se desarrolló un programa de nuevas instalaciones
portuarias. Un año después, el general Manuel Avila Camacho, siendo primer
mandatario de la República, elevó este organismo a la calidad de Secretaría de
Estado, que hoy conocemos como Secretaría de Marina. Así, se agruparon todas
las actividades marítimas en una sola institución. Posteriormente, el 1º. de
junio de 1942 se instituyó el Día de la Marina como un homenaje a todos los
hombres que con su trabajo, sacrificio personal, participación y cooperación en
todos los niveles, contribuyeron al nacimiento y consolidación del sector
marítimo del país.
La Marina cumple fielmente y con
gallardía su acción cotidiana en los mares y costas de México; sus acciones
previenen la integridad de nuestro territorio y aseguran la vigencia del estado
de derecho. Como institución nacional de carácter permanente, su misión es
emplear el poder naval de la Federación para la seguridad interior y la defensa
exterior del país.
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